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Rectos por Amor. Romanos 7.



Por el pecado de Adán nosotros los seres humanos somos de naturaleza pecaminosa. Romanos 3: 9 ¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.
Cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón recibimos de su Espíritu y también tenemos la posibilidad de ser espirituales, digo tenemos la posibilidad porque el hecho de recibir a Jesucristo no significa que ya dejemos de ser pecadores el pecar o no pecar es nuestra decisión. Génesis 4: 7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

En nuestro interior siempre tendremos la lucha entre dos decisiones hacer el bien o el mal. Romanos 7: 22-23 “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
La ley nos obliga a actuar de manera correcta el amor nos hace disfrutar nuestra forma correcta de actuar. Una persona que no roba por miedo al castigo en el fondo es un ladrón.
Una persona que no peca por miedo al castigo de parte de Dios en el fondo es un pecador. Dios quiere que el no pecar no sea una obligación. Dios quiere que el no pecar sea una decisión voluntaria en nosotros.
Como vivir sin Pecar.
1. Reconociendo que en nosotros todavía hay pecado. V 14, 17  Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.” El saber nuestra condición pecaminosa nos permite cuidarnos. Muchos cristianos consideran que ya no pueden pecar y cuando menos lo piensan terminan cayendo.
La Recomendación del apóstol Pablo es que los que creemos que estamos de pie nos cuidemos de no caer. 1 Corintios 10: 12 “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
2. Si nos descuidamos el pecado nos confunde. V 15 “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.” Saber esto nos permite mantenernos siempre alertas.
3. El hacer el bien no está en nosotros, esto es algo que tenemos que aprender. V 18 “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.” a un niño pequeño por lo general no tenemos que enseñarle hacer el mal eso es algo que le nace hacer, al niño debemos enseñarle hacer el bien.
4. Tenemos que obligarnos hacer el bien. V 19 “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.” Cuando recibimos a cristo en nuestro corazón no se nos borra de manera automática los deseos de hacer maldad, Jesucristo nos perdona y nos ayuda pero nosotros debemos esforzarnos en no seguir con lo malo. 1 Corintios 9: 27 “sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
5. Debemos entender que en este mundo siempre tendremos tentaciones. Con nuestra mente estamos dispuestos a hacer lo bueno pero con nuestra carne todavía deseamos hacer lo malo. V 25 “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Dios quiere que le obedezcamos motivados por el amor y no motivados por el miedo. No obligues a tus hijos a actuar de manera correcta, muéstrales por qué deben ser correctos esto hará que siempre lo sean sin necesidad de que tú los estés vigilando en todo momento.